La teletransportación ya es real, por lo menos a nivel cuántico. Esta
acción es un proceso por el cual una partícula de luz conocida como
fotón, que contiene información, desaparece en un lugar y aparece en
otro para transmitir un mensaje inhackeable. Así lo explica Andrei
Klimov, profesor de la Universidad de Guadalajara (UDG), en México,
quien colaboró con un grupo del Instituto de la Luz de Max Plank en
Alemania, donde realizaron el monitoreo de un haz intenso con datos.
La teletransportación de personas u objetos ha sido famosa por
diversas series de ciencia-ficción, pero a diferencia de lo que se cree,
la del tipo cuántica no es igual, ya que se trata de destruir un fotón
de luz y crear una copia idéntica en otro sitio, codifica su información
y la réplica.
Con esta técnica se pretende “transmitir información equivalente a
una secuencia infinita digital (que consiste de 0 y 1) en un solo pulso;
o es posible siempre detectar a un espía que lea correspondencia
privada. Para ello se recurre a los fotones luz, los cuales guardan
información gracias a una propiedad física llamada polarización, la cual
describe las oscilaciones de campos eléctricos y magnéticos de la onda
en el plano perpendicular a su propagación, detalló el investigador de
la UDG.
En el mundo “clásico” esta propiedad se utiliza en los lentes de sol, en los parabrisas o para crear efectos 3D en cine. A nivel cuántico, los fotones también pueden tener cierta polarización, aunque deben realizarse mediciones sobre demasiadas copias de un mismo objeto. A este procedimiento se le llama tomografía cuántica.
Con este procedimiento, el equipo internacional verificó el funcionamiento de dos computadoras cuánticas mientras transmitían o teletransportaban un fotón de luz con información secreta (codificada en qubits o bits cuánticos), los cuales no se pueden romper. A esto se le llama criptografía.
Físicos de México y Alemania estudian la teletransportación cuántica de un fotón.
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